jueves, 27 de enero de 2011

¡Ay Don Samuel!

¡Ay! Don Samuel: sé que es un despropósito decir lo que voy a decir, porque como cristianos se supone que no creemos en la reencarnación… pero podemos hacer una excepción con usted: ¿No quiere volver y reencarnar otra vez como Obispo?.

Que reencarnara pronto y que volviera junto a los indígenas que acompañó durante tantos años. Porque debo decirle, Tatic - aunque ahorita a la mejor no me preste atención porque anda en pleno agasajo al encontrase con el Padre Bueno - que las cosas no se acaban de arreglar.

Si reencarnara pronto Don Samuel, a la mejor, con su nueva juventud y su vieja y venerable solidaridad, podría seguir ayudándonos a transformar este país que a ratos sentimos que se nos cae a pedazos. Si, ya sé Don Samuel, que la recibida en el Cielo ha de haber sido maravillosa. Si como dijo Jesús los pobres nos precederán, imagino la cantidad de amigos que encontró usted allá. Varias semanas tardará en saludar a todos. No importa, podemos esperar hasta dos meses. Pero después podría darse una vuelta otra vez por acá. Es probable que en sus últimos días, con la diabetes y sus años a cuestas, ya no se alcanzó a dar cuenta… pero las cosas a ratos en el mundo que dejó parece que van en sentido contrario. A la mejor ya descubrió usted que allá en el cielo tienen una fila única para todos los muertos que mandamos diariamente desde México y también una oficina especial para recibir todas las peticiones de ayuda y oraciones desesperadas de las miles de madres que buscan a sus hijos…

¡Ay Don Samuel! Créame que dudo en molestarlo con esto ahorita que lo imagino confortable, apenas sentándose en una nube mullida, disfrutando de sus primeros minutos de merecido descanso. De veras que me da pena interrumpir la plática que apenas inicia con Don Sergio, Don Bartolomé Carrasco, quizás con Dom Helder Cámara, con Don Leónidas Proaño que lo abordaron cariñosos para que les cuente, para darle su abrazo de bienvenida. Y así tan a gusto que está, puede que le resulte grosero que le pida que regrese. Pero imagínese de nuevo aquí. A la mejor podrían cambiarse los papeles y Monseñor Vera podría ahora ser su maestro, y volver a empezar, volver a intentar, volver a creer en una Iglesia de los pobres, más horizontal, más comprometida.

Si reencarnara pronto, Tatic Samuel, a la mejor otra vez podría nacer en Irapuato, y volver a dirigir el seminario en León, y a la mejor con la experiencia de su vida pasada nos ayuda a inyectar nueva vida a esta Iglesia que se resiste y se resiste a renovarse. Es más Don Samuel, véalo así: si regresa a la mejor alcanza a ver, aunque sea al final de los últimos años de su nueva vida, que la Iglesia comprende que las últimas monarquías se desmoronaron hace muchos años y que puede ensayar nuevas formas de organización. ¿No le gustaría participar de eso? ¡Anímese Don Samuel!

Ay Don Samuel. Como se nos muere cuando más necesitamos obispos como usted, ahora más que nunca. Si pudiera reencarnar, otra vez lo volveríamos a invitar a León, como tantas veces lo hicimos, para volver a escuchar su testimonio. Y otra vez le daríamos el Doctorado Honoris Causa. Ya se que eso no le importaba, pero igual se lo volvemos a dar.

¿Qué dice Don Samuel? ¿Se anima?

Escrito por David Herrerias:
http://www.propuestacivicagto.org.mx/articulos/articulo?aideer=28&art=565