lunes, 1 de noviembre de 2010

24 de Octubre: Elecciones de una muerte anunciada.

Será que por fin tendremos una lección aprendida o tendrán que pasar nuevamente once años para haberlo olvidado y nuevamente impulsar la participación ciudadana desde el escritorio o debería decir desde la curul sin análisis ni diagnóstico.

Hace once años votó el 11% del padrón de los habitantes del Distrito Federal con campañas abiertas, propaganda y carteles por la calles. Desde entonces muchas elecciones locales y presidenciales pasaron por las urnas y la ciudadanía siempre demostrando un buen porcentaje de participación, quizás entre los más altos de país. Así que no se nos puede acusar de apáticos ya que hasta tuvimos el porcentaje más alto en voto nulo del país con el 12%. Pero a diferencia de nuestros diputados y diputadas de la asamblea, nosotros, la ciudadanía, sí hemos aprendido por lo menos una lección “No le creas a las y los candidatos que lo que dicen, no lo cumplen” no importa el partido y ahora ni la colonia ni el pueblo.

No sé quien les dijo que la democracia, la legitimidad y la transparencia de los procesos se construye con prácticas de la menor visibilidad de propuestas y si no díganme si no fue absurdo prohibir la propaganda. Y sí, entiendo el fondo, no saturar la ciudad de panfletos pero de plano nada o más aún las propuestas sólo se pueden entregar en mano de los vecinos, nada debajo de las puertas o enganchada en los portones como hace la propaganda de los súper. Yo pregunto ¿porqué?, qué de malo tiene dejar las propuestas ¿Cómo se imaginaron que nos íbamos a informar? Es que las planillas tendrían que “luchar por nuestro voto” salir y buscarlo y entonces tener un voto informado? Si todos sabemos que entre menos voten mejor para muchos., sin con que salgan algunos a votar ya se reconoció el proceso sólo era cuestión de asegurar algunos votos.

Además la mayor parte de las personas salimos a trabajar no estamos en casa. A mí, por ejemplo, nunca me encontraron y lo que es peor aún, ni siquiera sé si me buscaron. Eso sí. Una gran campaña mediática del IEDF por Internet, medios de comunicación y carteles para saber que el 24 de octubre eran las elecciones y concluyeron que ése era el mensaje más importante pero no era el único: también había que saber por quien votar.

Luego el temor. Que los partidos políticos no se apoderaran de ésta que eran unas elección de ciudadanos no de partidos, así decía el slogan. Es decir, de entrada reconociendo una incongruencia, hasta donde yo sé en las elecciones todas votan las personas, nunca he visto votar a partidos o quizá lo que quisieron decir es que éstas si serían democráticas, legítimas y transparentes y no como ésas en donde los y las candidatas son militantes de partidos políticos. Éste sí sería un ejercicio de participación ciudadana, hecho que de entrada nos ponía a la defensiva, es decir además de todo había que tener cuidado y no dejarte embaucar por aquellos lobos con piel de oveja.

En fin, las elecciones de una muerte anunciada. Cómo quieren que les digamos que así no queremos participar, que las formas que inventan para nosotros serían mejores si se dedicaran un poco de su tiempo a investigar, analizar, diagnosticar y entonces sí hacer una ley de participación ciudadana que esté llena de certezas, pero no, el único formato que los y las legisladores reconocen como democrático es el de votar, será porque de ahí provienen, del voto directo o indirecto. Ya entenderán que la democracia y la participación ciudadana es más que una urna. Ojala esta sea una lección aprendida y no quieran acusarnos de apáticos por no querer jugar el juego que ellos se saben.

Por lo pronto cada colonia y pueblo del DF tendrá su consejo o comité. Ojala no pasen otros 11 años para renovarlos y ojala podamos hacer un ejercicio de exigibilidad y de rendición de cuentas a estos ciudadanos y ciudadanas que en busca del bien común son ahora nuestros representantes.

1 comentario:

  1. No se pueden pedir peras al olmo. El fortalecimiento de la participación social y ciudadana (no abundaré en esta distinción que es muy importante, lo siento) no depende en efecto de ordenamientos legales y reglamentaciones a la medida de la partidocracia.
    Uno de los déficit más importantes (en modo alguno el único) de los gobiernos "democráticos" (las comillas son obligadas) en el Distrito Federal, es la ausencia de innovaciones en la participación de ciudadanos, sectores, organizaciones y grupos en la definición de políticas, programas y marcos legislativos.
    A la desconfianza y descrédito acumulados se agrega la desconfianza de una ciudadanía que no se siente representada en el ejercicio de sus derechos cívico políticos.

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