Cuando María José me invitó a dar un taller sobre la participación ciudadana de los jóvenes, me puse a leer mis documentos y presentaciones anteriores y… ¿qué difícil es concretizar qué es la participación?, ¿en dónde la damos?, ¿con quién la damos? y ¿para qué la damos? Es de todos y todas sabido que la participación ciudadana tiene que ver con la “cosa publica”. La participación ciudadana tiene que ver con dar nuestra opinión, preguntar y hasta criticar, es pasar de la denuncia a la incidencia con evidencia. Y, como bien lo abordamos en el Diagnóstico de Derechos Humanos del Distrito Federal (que por cierto les recomiendo conocer) es tener muy presente que la eliminación de la discriminación está en relación directa con la democracia y la participación ciudadana. Por otro lado, la transparencia permite que la ciudadanía tenga acceso a la información y también a la libertad de expresión, pues da la posibilidad de opinar sobre la información a la que tenemos acceso. Entonces la participación ciudadana va más allá del solo derecho a votar, es la posibilidad de incidir e involucrarnos en las políticas públicas así como en el presupuesto, es hacer valer nuestra calidad de ciudadanas y ciudadanos. Es decirle a la clase política que en verdad somos nosotras y nosotros los que marcamos los rumbos del país, el rumbo de nuestras vidas.
En este contexto, podemos decir que una Ley de Participación Ciudadana como
Para finalizar me parece que ahí están las herramientas, hay que hacerlas exigibles y los y las que tenemos la posibilidad de participar en consejos ciudadanos y consultivos debemos dar la pelea y dejar de ser legitimizadores de procesos y/o acciones que distan mucho del interés ciudadano, pero que con nuestra presencia o con el no uso de la ley estamos avalando. Recuperemos pues nuestro derechos a la Participación ciudadana responsable y proactiva.
Retomando a María José me parece que las y los jóvenes podrían ocupar los espacios de participación que hay en los consejos consultivos y ciudadanos. Pero sin duda la creatividad es fundamental para la interlocución e incidencia y la mejor herramienta. la Ley como recorrimos es buena pero mas bien se parece a un florero decorativo.